Hace años vi una película que me sorprendió tanto que a veces me regresa en forma de sueño o pesadilla. Es la versión pretérita, real y violenta del invento del Gran Hermano. Una familia norteamericana convertida en una impostura teatral: de la ficción de la familia ejemplar a la ficción de la realidad. Se trata de Capturing the friedmans. Un documental del año 2003 que cuenta la historia de una familia normalísima (desde el punto de vista norteamericano): vecinos ejemplares, patriotas ejemplares, ciudadanos ejemplares. De misa dominical. Formas impolutas en todos los sentidos. Conservadores naturalmente. De los que se escandalizan por la más mínima forma de heterodoxia. Unos WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant) como Dios manda. Sólo se permiten una excentricidad: tienen una cámara de cine doméstico con la que registran todos sus momentos familiares. Se podría pensar que eso es muy propio de muchas familias; hasta la obsesión como los Friedmans seguro que no.
De repente un día estalla el escándalo. El padre y uno de los hijos. Ambos son detenidos por abusos sexuales a algunos menores a los que daban clase de informática. El mito (pequeño, local) naturalmente se viene abajo. Cambia todo. Todo menos su sempiterna fijación por el cine doméstico. Convierten su dolor y su rabia en un dolor y una rabia filmados. Y la cosa llega hasta el momento en que el hijo sale de la cárcel, trece años después. Acude la madre a buscarlo. Acude otro hermano. Y acude la vieja cámara familiar. Los Friedmans a esas alturas han asumido impunemente que más que una familia al uso no son otra cosa que los protagonistas de un viejo documental cinematográfico.
Uno de los documentales que he visto recientemente es Corazones rebeldes (Young at heart), de hace un par de años. Me he reído y emocionado con esta película. Un grupo de ancianos de más de setenta y cinco años participan activamente en un coro que adapta viejas piezas de rock bajo la batuta de un director enrollado. Se puede ver la evolución de los ensayos: desde el lógico caos inicial a un resultado más que notable. Pero el documental no se sustenta sólo en la música de los abuelos, sino también en sus propias vidas. Siempre es un placer escuchar a un abuelo que tiene cosas que decir: sus experiencias simplifican muchos de nuestros planteamientos haciéndote pensar que probablemente la vida sea algo mucho más sencillo. Los abuelos pletóricos de vida vivida te cuentan, te cantan y algunos se mueren. Y la muerte, aunque natural, asoma en la película con su enérgica carga de injusticia y de dolor. Cuando los títulos de crédito despiden a los actores-cantantes van desfilando los muertos como en una vieja Danza de la muerte. Pero acabas con una sonrisa porque el vitalismo y el intenso Carpe Diem se imponen, sin duda alguna.
El derecho a opinar
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Por: Antonio Porras Cabrera
Publicado en:
https://xornaldegalicia.es/opinion/el-derecho-a-opinar-por-antonio-porras-cabrera
https://21noticias.com/2...
Fa 53 minuts
11 comentaris:
Claro, hijo mío, claro que podemos con todo y claro que la vida es sencilla. Yo te lo digo todos los días.
Por eso siempre digo que soy una anciana y no quereis entenderme.
¡Tremenda película la de los Friedman! La vi hace un par de años y quedé de piedra. Toda la hipocresía de los wasp al descubierto de una manera sangrante. Por momentos da vergüenza ajena y uno tiene que evitar mirar, como en las películas de miedo. Lo que ahí ocurre tiene mucho que ver con el capítulo dedicado al poder de la religión en USA que aparece en el libro que acabo de leer de Susan George "El pensamiento secuestrado". Raros, muy raros, paradójicos, contradictorios estos americanos, que son capaces de dar por válidas, por científicas las palabras de la Biblia (Más del 70% de la población) y sin embargo es el pais en donde se vienen cociendo los avances y las tendencias que mueven el mundo.
María Jesús, si ser anciana quiere decir haber descubierto parte del tesoro de la sapiencia, entonces eres anciana. Si por anciana entendemos alguien pasado, demodé, anticuado, fuera de órbita, sin ilusiones y desmotivado, entonces ni lo eres ni lo vas a ser nunca. Me encantan los viejos, más que los niños, fíjate. Honestamente no te sitúo todavía en lo que yo llamo viejo/a, pero para mí serlo tiene mucho de lo primero. Haber descubierto, por fin, que la vida es mucho más sencilla de lo que nos contamos y que si a uno le apetece cantar, pues canta y punto. Un abrazo enorme.
Mariano José, qué acertado apunte respecto a los Friedmans: por momentos da vergüenza y acabas haciendo lo mismo que en las pelis de terror; desviar la mirada, no mirar. Es dura la película, es indiscreta, pero no como puede serlo el Gran Hermano. No hay edredoning ni tonterías de adolescente: está la vida contada impúdicamente. Vale que están un poco pirados, pero es posible hacer una lectura moral y una lectura estética también. Para mi fue un producto inesperado y enormemente chocante. Un abrazo.
Com m'agraden els vells de Corazones rebeldes. Vaig riure i vaig plorar. La meva iaia preferida, la que surt dient que no li fa por morir-se i que quan es morir mirarà els companys del cor asseguda a sobre d'un arc de Sant Martí. És tan poètica... A TV3 van voler fer un cor conduit per el chaval de la peca, pero no els va sortir igual d'exitós. Recomano moltíssim aquesta peli, i prometo posar-me al dia amb la de la família penjada de la vida... Deu ser molt dura. Petons.
Gran película la de los Friedmans. La via hace mucho y no he podido olvidarla. Lo que más me impresionó fueron las imágenes familiares una vez ha estallado el escándalo. La prensa, la tele no paran de hablar de los Friedmans y ellos comen en silencio filmándose mientras lo hacen. El padre consumiéndose en un rincón. Seguramente con temor pero con ninguna vergüenza. La madre en otro rincón, disimulando y comportándose con naturalidad, pero sabiendo que tiene a un pederasta al lado. Qué horror la sensación de asistir a esas cenas y jornadas familiares. ¿Por qué hace eso la gente? ¿Qué necesidad tiene de pararse ante una cámara que no tiene piedad ninguna? Gran película, más dura que una piedra.
Lo de los Friedmans me ha dejado de piedra. Desde luego, como decís, ahí se condensa toda la hipocresía del conservadurismo y las intolerancias de la rectitud -aunque por aquí cerca tenemos cada ejemplo que tira de espaldas!-, pero el hecho de que sea ese caso extremo (no puedo con la pedofilia, me supera) creo que me estremecería más de la cuenta, y no atinaría a analizar entre vómito y vómito (sé que soy más bruta que un arado; disculpa este ataque de escatología).
En cuanto a la gente mayor, me encanta oír sus vidas, sus prioridades... En una sociedad que los ningunea y tiende a dejarlos demasiado solos, una iniciativa que les dé voz es siempre bienvenida. Por supuesto, no podemos incluir a la amiga M. Jesús en esta categoría (jajaja, qué cosas tiene!), porque a pesar de la sabiduría de las cosas sencillas que ha adquirido con la experiencia, tiene un espíritu juvenil y rebelde que ya me gustaría verlo en muchos niñatos veinteañeros! De estas experiencias, la del reportaje o la que hacían similar en tv3, me hace desconfiar el hecho de que les ponen frente a una música que no les gusta (al menos, no demasiado), un poco como monos de feria. Es evidente que mucha gente mayor se apuntaría a cualquier iniciativa, porque no tienen bastante con sus reductos de dómino y 'batallitas', pero una música tan alejada de sus esferas biográficas y biológicas como el rock parece elegida para que nos riamos al ver su desconcierto. Quizás fuera más interesante que pudieran recuperar canciones de su niñez, o con sus preferidas, o que pudieran hacer un reportaje a su manera, con las cosas que tienen ganas de contar, o... En fin, que con estas cosas a veces sonrío franca y otras sólo de medio lado.
Pero es bonito que te detengas (y nos detengas) en ello... Un abrazo.
Sònia, a mí també em va encantar la iaia de l'arc de Sant Martí. I d'altres. La idea del cor és bona i la forma de fer-la és elegant.
Marcos, más dura que una piedra, tienes razón. Pero no es sólo por su dureza por lo que vale la pena, sino también por lo que tiene de espejo, no individual pero al menos sí social. Además que es muy amena.
Susana, la peli dels Friedmans val la pena, no és tan dura com pot semblar. Jo penso que aquest tema fet amb menys sensibilitat hagués estat un documental de Telecinco i evidentment no l'hagués recomanat. La peli és dura però més pel que intuim que no pel que veiem. Jo, de totes les tares humanes (perquè de tares parlem) la que menys tolero és la que suposa algun tipus d'agresivitat vers els nens i els animals, potser perquè els intueixo febles. Í a més, en la peli, està aquesta necessitat humana d'aparentar, de fer-se veure, de ser protagonista d'alguna cosa. I respecte als iaios, segurament el rock no és el seu estil però si està fet amb gràcia i afecte, el resultat pot ser molt canyero (a la peli, no a la sèrie de TV3!!!). Un petó.
Ultimamente estoy empezando a disfrutar los documentales, un género del que sé poco y nada. No sé si te lo dije aquí o en lo de Susana, hay un documental fantástico sobre la guerra civil española en torno a la figura de Felipe Sandoval. Lo agarré empezado, pero es cautivante.
En relación a la captura de imágenes como captura de realidades, no soy yo la indicada, pero me gustaría leer algún post sobre la extraña obsesión de mucha gente de poner en imágenes que pueda ver el vecino (videos hogareños, portrarretratos) su felicidad.
El peor de los matrimonios que me circunda es un ejemplo: tooooda la casa llena de fotos felices para que lo aplaudamos los demás. Y en el medio, algun azote, algun deseo de muerte, apenitas un desvío conyugal con alguien del mismo sexo...
Todo un tema el Retrato de Familia.
p.d.: si María Jesús es anciana, qué placer la ancianidad, que llegue pronto.
La de los viejos no me gustó en absoluto, me recordó lo del chaval de la peca en tv3, coincido con alguna opinión de por aquí, que poner a los viejos a cantar rock es demasiado fuera de su órbita, es la gracia sin gracia por la gracia. En cambio Capturing es un peliculón extraordinario. No sé si lo digo bien... suelo calificar como peliculones otra cosa: una ficción bien narrada y que conmueve profundamente. Pero Capturing es tan real como una pedrada en el ojo, no se si llamarla peliculón. Pero que conmueve seguro, no por lo emotivo sino por lo crudo.
El último visitante te habla de la película de Felipe Sandoval, debes verla, es impresionante también. Como Capturint the Friedmans, otro cinema superverité del que se ha hablado menos de lo que se debiera, por eso me alegro tanto que la hables aquí. Recuerdo que me impresionó tanto que no volvía a ver otro reportaje en meses, ni los de animalitos de la 2.Puedo rercomendarte otros documentales, ya me dirás.
Me alegra que la hayas visto, Irene y que compartas mi impresión.
Me dejó aturdida.
Se me vino mi historia familiar encima.
Cariños a todos.
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