dissabte, 30 de gener del 2010

LO QUE SÉ DE LA JUSTICIA

(Grito de lobos es un blog colectivo cuya misión es recoger y dar forma a nuestros gritos. El que sigue es un nuevo grito mío en los lobos. Salió el viernes 29 de enero. Pueden verse los comentarios en la entrada original.)

Cuando en los años 80 Pedro Pacheco, alcalde de Jerez, dijo que "La justicia es un cachondeo" levantó una polvareda inusual. Se descubrió entonces que en democracia hay cosas que no se pueden decir. Y se descubrió también entonces que la opinión negativa sobre la justicia, aunque no se pudiese pronunciar en voz alta, era más extendida de lo que se pensaba.

Pero fíjate que yo sigo pensando hoy que la justicia continua siendo un cachondeo monumental. Habría infinitos ejemplos que ilustrarían esta máxima tan mínima. Pero no me pondré a hablar de escándalos políticos que quedan impunes porque el tema ya cansa. Hablaré de otra cosa que admite todavía menos discusión. Porque en política siempre te pueden acusar de parcial, y lo que para unos es claro como la luz del mediodía para otros no tanto. Así pues, dejemos hoy la política y centrémonos en otro tema.

Hace una semanas, durante mi incursión al barrio donde viven mis padres, en lo que yo llamo la visita semanal, entré en la selecta pastelería de la zona justo cuando salía un señor agarrado del brazo de su señora esposa. Era un señor mayor, elegante, con una enorme prestancia. Le miré sorprendido... Él, que se dio cuenta, me miró claramente por encima del hombro. Aquella cara... Busqué en mi mente pero no supe de quién se trataba (siempre he sido muy torpe con la memoria visual). La dependienta se debió de dar cuenta porque me sonrió y me dijo confidencialmente:

- Es el señor Millet. Viene cada tarde a tomar su chocolate con su esposa. - Y añadió convencida - Es un señor encantador.
Miré hacia afuera y lo vi cruzar por el paso cebra, agarrado al abrigo de pieles de su señora, con la otra mano en el bolsillo de su carísimo abrigo y con un pañuelo de seda de cachemir anudado en el cuello. Se cruzaron con una señora que les miró, les sonrió encantada y les dijo algo (no un insulto barriobajero, que es lo que sin duda merecerían). Vistos desde atrás parecían un par de abuelitos millonarios y sin embargo encantadores.

Para quien no lo sepa el señor Féliz Millet es el ladrón confeso de una cantidad nada despreciable: 3,3 millones de euros. No contento con ese dinero robado ha confesado también que pagó con fondos de la Fundación cultural que presidía varios viajes alrededor del mundo y reformas en su segunda residencia. No tuvo empacho en organizar la boda de su hija en una instalación pública que cerró a cal y canto para uso y disfrute privado (boda que por cierto pagaron sus consuegros). Su mano derecha, otro pájaro que volaba alto ("el senyor Montull, dels Montull de tota la vida"), también se aprovechó, y la hija del pájaro ("que n'és de maca la Gemma Montull"), y el novio de la hija del pájaro que, viendo que los vientos soplaban a favor, decidió hacer una reforma a fondo en su casa a cargo de la partida de cultura. Y cuando el órgano musical del Palau de la Música, dependiente de la Fundación presidida por el señor Millet ("dels Millet de tota la vida") se estropeó incentivó una colecta para su reparación. Muchos ciudadanos anónimos que aman la música y las instalaciones artísticas de la ciudad donaron su dinero. Él, Millet, lo que donó es un ejemplo horrible. Cuando me vengan a pedir una ayudita para cualquier instalación del barrio, de la ciudad o del país les daré con la puerta en las narices: están consiguiendo entre todos que no me crea nada.
Veamos. ¿No ha estado nunca encarcelado el señor Millet? Nunca no. Lo estuvo. En 1984 porque ya entonces se dedicaba a lo que más le gusta. Sería fantástico poder viajar en el tiempo, irnos hacia 1984 y esperarlo a la salida de la cárcel Modelo. ¿Quién iría a buscarlo a la cárcel el día de su salida? ¿Algún familiar? ¿Acaso algún político? Es previsible que no cogió el metro ni el autobús. Porque Millet es miembro de una barcelonesa familia de rancio abolengo ("de tota la vida"). Su padre, honorable promotor cultural (qué miedo) presidió también el Orfeó Català, creado a su vez por el tío del padre. Nuestro protagonista no es, como se ve, un don nadie. Los don nadie no llegan nunca a presidir fundaciones culturales.
No sabemos quién fue a recogerlo a la cárcel en aquel lejano 84. Sí sabemos que haber robado no supuso problema alguno para que volvieran a confiar en él. ¿Le debían acaso algún favor? ¿Había dejado dinero generosamente a algún partido político en aquellos primeros tiempos de nuestra democracia? Los Millet siempre han sido democristianos, cercanos a la órbita de Unió (de CIU), pero ya sabemos luego que la ideología no ha condicionado nunca la vida de Millet. Más tarde se supo que dio dinero para paliar deudas de partidos no afines a su ideología. Alguien, o mejor, todos, volvieron a confiar en Millet y así este pudo seguir robando.
Quien lea esto pensará que me estoy quejando de la existencia de seres perversos como del que hablo. Pues no. Mi queja es evidente: el robo de partidas de dinero público, sea de educación, sea de sanidad, sea de cultura es una lacra que nos afecta a todos. Pero mi queja fundamental en este caso es contra la justicia. ¿Cómo es posible que uno pueda robar más de quinientos millones de pesetas y que no le ocurra absolutamente nada? ¿Cómo es posible que uno pueda robar quinientos millones y no ser llevado ante la justicia hasta casi seis meses después? ¿Cómo es posible volver luego a casa como si tal cosa? ¿Cómo es posible convertirse en el mayor chorizo catalán del momento y que no ocurra absolutamente nada? ¿Y cómo es posible que la justicia reivindique que todo se está haciendo bien?

No entiendo de derecho. Menos de lo que pensaba incluso. Pero mi indignación es radical, visceral, se transforma en odio, en rabia, en grito de lobos descomunal. ¿Qué intereses ocultos hay en este asunto? ¿Qué políticos o jueces están contribuyendo a tapar lo que ya no se puede tapar? ¿Por qué la gente no se tira a la calle armados con piedras y adoquines dispuestos a romper los cristales de todos los juzgados e instituciones varias que nos están tomando el pelo de forma tan miserable? ¿Por qué el mayor chorizo confeso se toma su chocolate en una pastelería cara, la gente le saluda encantada y él te mira con la superioridad de los inmunes? ¿Está loca esta sociedad? ¿Nos estamos quitando todos la careta y ya da igual? ¿Es cierto que es peor robar un suavizante que hacerte millonario a base de dinero desviado? ¿Es cierto que nos hemos rendido a la evidencia de que el mundo es de los tramposos? ¿Se ha llegado alguien a creer que la justicia realmente funciona en este país? ¿Soy el único cabreado hasta la médula por tanto hijo de puta suelto?

19 comentaris:

CarmenS ha dit...

Toda la razón, toda.
¿Por qué no está ese ladrón en la cárcel?
¿Por qué hay tal permisividad con los ladrones? No, los tiempos de los bandoleros generosos, que robaban a los ricos y repartían con los pobres, no son éstos. Millet se lo llevaba todo para su casa. Y le salió bien: ha vivido del cuento hasta su vejez y se morirá sin devolver la pasta. Y encima algunos le admirarán.
¡Qué asco!

La Gata Coqueta ha dit...

Gracias por tu paso por el blog, en un día tan especial del 1º aniversario de solidaridad por una causa tan digna.

Ya participe con el amigo Cornelivs el año pasado.
Ya he visto que tu también tienes al igual que los demás tu grano de arena a la derecha del blog como me has comentado...extraordinario!!

Un placer acompañarte, esta que te ha visitado.

Marí.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI ha dit...

Ramón, mi vozarrón del norte se une a tu grito. Decía Eduardo Galeano que la Justicia es como una serpiente, solamente muerde a quien va descalzo.

Leo ahora un libro de Henry Thoreau sobre la desobediencia civil que debería ser obligatorio en los Institutos y/colegios que se precien de serlo, es decir, de educar a jóvenes para un futuro mejor. Dice Thoreau: " La acción que surge de los principios de la percepción y la realización de lo justo, cambia las cosas y las relaciones, es esencialmente revolucionaria y no está del todo de acuerdo con el pasado. No sólo divide Estados e Iglesias, divide familias e incluso divide al indivíduo, separando en él lo diabólico de lo divino."
¡Salud Ramon!

mariajesusparadela ha dit...

Llegará un día en el que todos miraremos a los sinvergüenzas con tal cara de asco (sean de la familia que sean ) que no se atreverán a salir a la calle.

Mercedes Pinto ha dit...

No, no eres el único cabreado, somos muuuchos. Yo hace tiempo que no creo en la justicia, por una vivencia personal y porque me instruyen a diario en los informativos sobre cómo los mayores fraudes son asuntos internos de los poderes públicos. En la justicia no cree practicamente nadie, lo tengo claro; pero ¿quiere decirme alguien cómo luchar contra este gigante? Todo, absolutamente todo, se compra y se vende, ante este mercadeo a subasta, de haber alguien honrado queda al margen sin posibilidad de sacar la cabeza. No te quepa duda de que la justicia es un cachondeo que nos cuesta muy caro a todos los ciudadanos.A mi no se me ocurriría robar un suavizante, si tengo que robar lo haré bien, como se hacen las cosas en esta país.
Muy buena entrada. Un placer leerte.

El alegre "opinador" ha dit...

Pues no, no eres el único cabreado. Yo no puedo soportar a los chorizos de dinero de todos y no entiendo cómo no van a la cárcel en tres minutos y se tira la llave... Tendrá que venor la ministra de la SGAE (hice una entrada en mi blog sobre eso) a mejorar la justicia y que, como en su ley, los jueces tengan cuatro días para resolver cosas como estas. Tienes razón, es una vergüenza. Un saludo.

Maripaz ha dit...

Te felicito por el post.Realmente, la justicia nos toma el pelo...

Estamos llegando a un punto,en el la sociedad camina como esquizofénica, a la destrución de la moral.

Los párias que intentamos ser honrados, tenemos todas las de perder. Sin embargo, esa chusma que se dignan mirarnos por encima del hombro, salen victoriosos y dispuestos a seguír robando,porque son intocables.

Sería interesante saber,los intereses que se esconden y toda la podredumbre que llega hasta las mas altas esferas.
Pero saben muy bien, esconder sus verguenzas.
Un saludo.

Eastriver ha dit...

Cecilia, qué ilusión recibirte. Y qué ilusión que compartas también la rabia. Un abrazo.

Gata, os estoy conociendo a Cornelivs, a ti... estamos en la misma, exactamente. En la queja, en la lucha, en la búsqueda de un mundo mejor. Un gran abrazo.

Mariano José, ahí sí que coincidimos totalmente. En primer lugar, la frase de Galeano, excelente. Me la apunto. Y luego el tema de la desobediencia civil. Esa, justamente esa, es nuestra arma. Buscaré el libro, no lo dudes. Ah, y espero una entrada sobre esas hermosas tierras que tanto desconozco y otra entrada sobre el libro. Gracias por aportar y por tener días tan sembrados.

María Jesús, con pocas palabras das en el clavo, como sueles hacer. Para que ellos no salgan es necesario que nosotros les miremos con asco y no con admiración. Suele pasar: el mundo va como la gente quiera que vaya. Un gran abrazo.

Mercedes, tienes toda la razón. Respecto a la pregunta de cómo luchar contra esa gente, yo creo que la respuesta está en lo que dice Mariano José, el pobrecito hablador. Por ahí van los tiros. Un abrazo y qué ilusión tenerte aquí.

Alegre, somos muchos a quien nos revienta profundamente todo esto. Es necesario gritar para cambiar las cosas. Un abrazo.

Maripaz, lo que más me molesta no es que ganen ellos, lo que más me molesta es lo que dices tú: que nosotros tenemos todas las de perder. Es necesario que conservemos el espíritu de lucha. Un abrazo y feliz de tenerte aquí.

Isabel Martínez Barquero ha dit...

Reitero lo dicho en "Grito de lobos": una vergüenza.
Debemos unirnos y aullar cada vez más alto.
Petons, querido amigo.

felicitaslaura ha dit...

Hay situaciones en las que un ser humano "normal" no entiende nada.
Cuanta razón tiene El Pobrecito al nombrar a Galeano cuando dice que la Justicia es como una serpiente.

Hay tantos chorizos sueltos, sin que paguen lo que roban. Aquí , en la Comunidad Valenciana, presiden y copan todos los cargos públicos, se reúnen en grandes fiestas, tiene palcos reservados en el Auditorium, les regalan trajes a medida y lo peor de todo...los valencianos los votan.
¿Hasta cuando? me pregunto.
Ese avaro al que nombras ha robado a su propia familia y se queda tan pancho.
Lo que no tengo tan claro es si se irá de este mundo de rositas,no quisiera para mi su tránsito al otro mundo.

Un abrazo

Mar ha dit...

No eres el unico cabreado, no.

Mientras unos roban y disfrutan de ese dinero sin que la justica medie, un pobre "Don Nadie" que roba para darle de comer a su familia, Sí paga en carcel, no es justo, no.

Muy buena entrada :)

Besitossssssssss

Eastriver ha dit...

Isabel, gracias por tus comentarios a pares. Un gran abrazo.

Laura, es increible lo que pasa en la Comunitat Valenciana, me cuesta de entenderlo. No que la gente vote derechas, que es respetable absolutamente, sino que si la derecha que hay es tan agresiva con ciertas cosas, y tan chupóptera con otras, no sean capaces de crear otro partido propio que seguramente no nos gustará tampoco pero que por lo menos se aparatará de esos excesos que no comprendo como la gente puede apoyar. Un gran abrazo.

Mar, nos indigna lo mismo y lo sufrimos. Un abrazo muy fuerte y gracias por asomarte.

Stalker ha dit...

Ramón:

¿es que no conoces las virtudes cristianas del respeto y la veneración que nuestros mayores nos merecen? ¿Acaso tu mirada culpabilizadora no merecía el desdén y el aire de superiodidad de este hombre probo, de este espíritu ensanchado, pilar de la sociedad y ariete de la cultura? ¿Desde cuándo puede compararse robar un suavizante con las exquisitas maniobras de guante blanco que urden nuestros próceres de la gestión cultural? Yerras, Ramón, el tiro: a mí se me impone un casto respeto ante esa fina estampa, un sumiso bajar de ojos, frente a tu alharaca vocinglera. No eres cristiano, Ramón, no eres decente al acusar así. Estoy seguro de que el peso de la justicia divina caerá como una maza sobre tu cabeza un día de estos que andes descuidado, por estos menesteres. Y la otra, el peso de la justicia humana, caerá también sobre tí, rigurosamente, en cuanto te olvides de pagar alguna facturilla o aparques mal el coche. Y te lo tendrás merecido. Pero no toques al señor Millet: no tienes derecho a mancillar la probidad sin mácula, el aura de santidad que irradia este hombre venerable al que consagro, indefectiblemente, todos mis maitines,

salve

Anònim ha dit...

Desde luego no tengo el gusto de conocer a este personaje pero el cuento me recuerda al escándalo del ex director del Guggenheim de Bilbao, sólo que aquel sí fue preso ¿no es así?
Parece que la cultura es una vía elegantísima para robar sin culpa y sin castigo.

Eastriver ha dit...

Stalker, conseguiste hacerme sonreír, y conseguiste que me sintiese muy culpable. No volveré a meterme con ancianos millonarios, lo prometo. Y prometo también dejar mi alma en paz y acudir a un confesionario. Nos vemos ahí, sospecho, intuyo.

Emey, dignos y benditos ojos. Qué suerte tenerte por aquí. Ojalá podamos tenernos un día un poco más cerca. Sí, con la cultura es horrible a lo que se atreven. Un abrazo.

Culturajos ha dit...

Ramón, yo también me uno a tu grito, me uno a grito pelado, con el corazon en un puño y el sombrero echado hacía atras.
Un fuerte abrazo.
Fuamdor.

@SusVersiva ha dit...

Ramon, como me pasó al leerte en los Gritos, tu entrada contagia de ganas de pertenecer a una manada fuerte, que no se calla por nada, que mira con asco, como dice M. Jesús, sí, pero que también toma los ladrillos para romper los escaparates en los que se presenta Millet como venerable anciano encantador. Para romper este escaparate de los inmunes, de sus apoyos, de su diferente rasero de juicio.

Hay que gritar, Ramon. Hay que quitarle los binóculos que lleva aquí el símbolo de la justicia y volverla a cegar. Hay que negarse a la conformidad, y tú lo has hecho maravillosamente bien. Aplaudo con fuerza tu furia, que es la mía, y que nos vitaminiza las ganas de cambiar este puto mundo que es de unos pocos.

ARO ha dit...

A medida que iba leyendo me ibas contagiando tu cabreo y las ganas de aullar contra la injusticia, convertida en práctica habitual y asumida por la sociedad como si fuese normal que ocurriese la escena que tú describes en tu entrada. Es indignante.

Jose Lorente ha dit...

La primera impresión que me llevé al entrar en el Palau hace ya más de veinte años fue la de la presencia majestuosa del órgano. Me pareció una pena que permaneciera mudo y por eso me apresuré a hacer un donativo para colaborar en su restauración cuando se anunció la iniciativa.

Podría enojarme pensando que mi modesta aportación de entonces acabó convertida en desayuno para el delincuente Millet, en forma de chocolate de la pastelería del barrio (en el mejor de los casos), pero no me gusta vivir enojado, ni indignado, ni triste, ni apesadumbrado, y menos por gente de tan poca estatura moral.

Aunque mi fe en la justicia está también muy dibilitada, sólo nos queda confiar en que el tiempo acabará poniendo a estos canallas en su sitio, y de eso han de encargarse el sistema por los medios de que disponga, sean cuales sean sus herramientas, y de nuestras denuncias, por supuesto, pero sin enojos, indignaciones, tristezas ni pesadumbres, que sólo faltaría que encima nos quitaran la alegría.

Y en el contexto de este mensaje, truene mi aullido (¡¡¡Indeseables!!!) más que en su día trompetearon los tubos del viejo órgano que a modo de homenaje cuelgan hoy en medio del ojo de una de las escaleras laterales con las inscripciones de los nombres de todos los estafados.