Parecen los faros de un coche acercándose enmedio de la noche. (En Barcelona nunca atiendo a los coches, en cambio cuando estoy en el pueblo, en la lejanía, en la soledad casi, todo coche que se acerca, y más por la noche, es siempre promesa de visitas y de amistad). Pero las dos luces no son un coche que llega: son los ojos de un gato que nos observa. En la frialdad de la noche más feroz.
Un tío-abuelo me contaba, cuando yo era niño, que de joven había trabajado como mozo en cierta casa de cierto pueblo. (En aquellos tiempos y en aquellos pueblos los chicos eran siempre Lazarillos que salían a buscarse el sustento, lo comido por lo servido en la mayoría de ocasiones). En ese pueblo, según mi tío-abuelo, vivía una bruja que por las noches se transformaba en gato. "¿Y cómo sabía la gente que el gato era la bruja?", preguntaba yo extrañado. "Porque una noche salimos a darle una paliza al gato. Le rompimos una pierna al animal. Y a la mañana siguiente era ella, la bruja, la que apareció con la pierna partida".
Silencio, el gato nos observa.
Ecos lejanos, 24
-
Sigue siendo tu mano tan leve como entonces, susurra la mujer. Es ese don
de aquello que roza lo imperceptible lo que siempre me gustó de tus
caricia...
Fa 14 hores
21 comentaris:
M'encanten els gats que es converteixen en bruixes de dia.
Ptons.
Que bella foto, sobre todo porque unida a la palabra se torna pura intriga.
Y me encantó el relatito, los abuelos que cuentan historias. Un abrazo
Qué relato más sucinto y sugestivo. Me ha gustado mucho.
Con los gatos, viene el misterio. Creo que siempre ha sido así, desde el antiguo Egipto.
A mí me gustan los gatos desde siempre. Me pasa lo que a Julio Cortázar, les admiro su independencia. Son como pequeños tigres dispuestos a amansarse cuando a ellos les conviene, no cuando tú lo quieres. El gato te elige a ti, no tú a él. Es un animal bellísimo que, cuando te adopta, sabe demostrarte su afecto y te enternece. Pero nunca puedes olvidar que es libre. Su apego está condicionado a su libertad. Si pones ésta en juego, se larga sin más miramientos.
Me gustan los gatos. No puedo evitarlo.
Un abrazo, Ramón.
Ramón, mi abuela me dijo una vez que en época de guerra el gato se convirtió en un suculento manjar sustituyendo al conejo en los aroces... A parte de eso para mi los gatos representan la independencia y la elegancia, no hay nada mejor que toparse con unos ojos gatunos en mitad de la noche con ese brillo fantasmagórico y ese verde rubí.
Buena entrada.
Un abrazo.
El fumador.
Que bonita historia, Ramon. Ojos de gato que pertenecen a brujas... Quien fuera bruja y se colara detras de la mirada de un gato...
Una abraçada ben forta pel retorn a instituts i bruixes sense gats ;o)
Caramba Ramón, tenemos que ir con cuidado con los gatos, no sea que de día sean la vecina del tercero!.Petons
Yo hubiera probado a romperle una pierna la tio abuelo, a ver si por la noche encontrada un burro con una pata rota...
Eran otros tiempos: crueles e inhumanos. Nunca hay motivo para salir a darle una paliza a un gato.
Los gatos, tan huidizos e independientes, raticidas eficaces y suculento almuerzo en tiempos de hambre.
En mi pueblo, en la serranía burgalesa, todavía se conservan en algunas casas las gateras: pequeños orificios circulares que se abrían en la parte inferior de las puertas para los gatos saliesen y entrasen. Una noche de verano dormí al raso agazapado frente a la puerta de mi casa y pude observar, cual Félix Rodríguez de la Fuente, la agitada vida nocturna gatuna. La tarde siguiente lo sabía todo el pueblo: las brujas se fueron de la lengua, o los gatos, seguro.
Me ha gustado mucho esta entrada, y la foto, inquietante
¡salud!
Saludos. Un cuento de los de verdad. Hermoso, breve y mágico, como el sueño. Paco
Mercedes, gràcies per passar-te, una abraçada.
Darío, los gatos son pura intriga, por eso me gustan tanto.
Isabel, yo también adoro a los gatos, mucho. Admiro su belleza, su elegancia, su libertad, su forma de comportarse. Tienen algo que me gusta mucho: son inesperados y divertidos. Un abrazo.
Fumador, mi tío-abuelo también me contaba la historia de los gatos en el arroz, cual conejo, en plena guerra civil. Un abrazo.
Susana, el gato siempre ha sido un animal turbio, relacionado con las brujas. Por su independencia, no por otra cosa. La independencia siempre es demoníaca. Petons.
Eugènia, la vecina del tercero es siempre bruja directamente, no se toma la molestia de ponerse elegante y disfrazarse de gato. Actualmente las brujas son gritonas, malcaradas y comen chicle. Qué horror. Petons.
María Jesús, cariño, tú siempe tan expeditiva. Yo estoy seguro que mi tío abuelo se inventaba la historia de la bruja y el gato y el garrotazo. Eso espero, al menos. Besinhos
Mariano José, eres otro fascinado por el universo del gato. No podía ser de otra manera. Respecto a las gateras en mis pueblos también las hay. Los gatos resultaban necesarios porque libraban a las casas de ratas y por tanto de infecciones. A cambio les permitían la entrada franca por su gatera particular. La gatera es una enorme y extraordinaria muestra de respeto al gato (siempre podían haber dicho, muy bien el gato, pero en la calle...) En cambio el gato podía entrar y salir a voluntad. Muy típico de los gatos, por otra parte. Un gran abrazo.
Paco, no sé si es o no un cuento de los de verdad. Sí sé que conmigo, a mis poquitos años, funcionaba. Yo pedía que me contara el cuento de la bruja-gato, qué fíjate tú la extraordinaria brevedad. Pero así aprendía a respetar a los gatos, y aprendía también que el misterio existe y que nos es muy necesario. Un abrazo.
Com m'ha agradat aquest conte del gat i la bruixa. Jo m'afegeixo totalment al grup d'admiradors dels gats. I inauguro el grup d'admiradors de les bruixes. Sense cap mena de dubte.
Les gateres segueixen existint, és clar. Són necessàries: son l'intercomunicador entre el gat exterior i el gat interior, entre el de fora i el de dintre. Com m'ha agradat el teu elogi al gat i a la gatera. M'agraden molt els meus gats i els gats en general. Petons.
Sí que es un cuento bonito lo que nos traes, como dice pulgarcito soñador es un cuento típico de abuelo. Un abrazo
En Galicia desde luego te diriamos que haberlas ailas y que cosas más dificiles se han visto. Por cierto, también tenemos un gato negro, nose yo que pensar, igual hay alguna bruxa en la familia. Un abrazo
No me importaría que los dos gatos que viven en casa , un macho Blacky y una hembra Missi fueran brujos, haríamos encantamientos y hechizos por la noche que es cuando ellos están activos.
Mis dos gatos son abandonados, Blacky cuando llegó tenía la columna rota,una úlcera le cubría toda la nalga derecha, apenas se movía y el rabo no lo plantaba; ahora sube y baja de los árboles como una pantera.
Ambos son adorables, te sientas a leer y se meten en tu regazo ronroneando. Por cierto hoy salen en mi blog.
Un abrazo
"Ojos de gato" es un tipo de tatuaje.
Prefiero la novela de Caballero bonald, "Ägata ,ojos de gato".
Salud!
Sonia, a mi també m'agraden les bruixes, si són bones. Bruixa vol dir dona sàbia. Figúrate...
Juliette, sé que les gateres segueixen existint als pobles, a alguns almenys. Són d'aquelles coses que no s'haurien de perdre.
Marcos, los cuentos de los abuelos tienen casi siempre ese elemento mágico qué consigue despertar el misterio, hacerlo presente. Són la literatura, el poder de la palabra. Un abrazo.
Lembranza, haberlas ailas, no lo dudo en absoluto. Pero hay que saber verlas. Tú seguro que sabes. Un gran abrazo.
Laura, qué conmovedora la historia de Blacky: tuvo la dicha de conocerte y poder comenzar una segunda vida en tu hogar. Fuiste un gran regalo para él, y seguro que también para la gata, y para los perros...
Ana, sé lo de ojos de brujo. Por el tatuaje y por el grupo. Lo del tatuaje lo sé por cierta novela que no citas y que seguramente recordarás mejor que nadie: ese canto a la amistad y al aprendizaje. Hay cosas que dejan una marca indeleble.
Estimado Ramón!
la foto y el relato le dan un halo de misterio al post.
Me gustó!..y me gustó el comentario de Isabel Martinez!
es muy cierto lo que dice.
Recibe un abrazo sin distancias!
Adal
buen fin de semana!
Es lindo pensar que dos luces de un auto, como los ojos de un gato, traen un buen rato.
Me has hecho acordar de una lámina preciosa que adornó durante años mi cuarto y que regalé a alguien que apreciaba mucho.
Era de una expo la Galería Europea del gato,o algo así, del 86. No puedo dar con ella ni con internet. Era una ilustración que te encantaría.
Lindo relato.
Qué sustito ver a la bruja al día siguiente!
Saluti
Que gran pequeña historia. Espero que no le echara mal de ojo a tu abuelo.
Publica un comentari a l'entrada