dimarts, 24 de novembre del 2009

RACONS (VII): CHELSEA MARKET

En el barrio de Chelsea, en uno de los corazones de la capital del mundo, se levanta el que es mi mercado favorito. Yo, que vivo en una ciudad de mercados, me sorprendí y enamoré de un mercado tan poco corriente, al menos desde nuestra óptica. En una nave de ladrillo que evidencia su pasado fabril un gran pasillo en la planta baja acoge desde tiendas de lechugas y demás verduras hasta selectos espacios donde se venden los mejores vinos de importación y que cuestan un riñón. El suelo es brillante, de madera pintada y fragmentos de metal, como una plataforma fría y acaso futurista; la decoración muy americana y funcional; un chorro de agua baja del techo y se estrella en un pozo poblado de piedras de río (quizá del vecino Hudson o del EastRiver con el que comparto nombre). Y a medio recorrido, en un espacio más amplio, un grupo entre el jazz y el foxtrot ameniza las compras de las maris new yorkers y de los paseantes con sesiones muy inspiradas. Entre lechuga y pescado el público se sienta y disfruta del concierto (aunque los personajes de la foto de abajo no se parezcan a mis vecinos). The Chelsea Market supone en cualquier caso una huida del socorrido deli, tan práctico pero tan impersonal.

14 comentaris:

mariajesusparadela ha dit...

Qué maravilloso viaje he hecho hoy contigo: de la paz y el silencio de paradela a la armonía de esa música; desde los caminos de hierba a esa madera pulida y pintada; del agua de una manguera cutre, a esa otra cantarina. Entonces te envidio.
(pero como éste es mi sitio y lo he elegido, me consuelo entrando el la bodega...ven, tengo unas cajas de Faustino para los amigos...ven.)

Eastriver ha dit...

jajajajaaja, no me mentes el Faustino que voy volando...

Unknown ha dit...

No conec Nova Iork pero mira que en tinc ganes... no coneixia aixo del Chelsea Market, no sé ni si seria capaç de trobar-lo aquest mercat, perque tinc una orientacio fatal i Nova Iork es molta Nova Iork.

Unknown ha dit...

Tienes razón, encantador espacio que conozco y me sorprendió. Nadie diría que es un mercado visto desde fuera, parece una nave.

Unknown ha dit...

Todo lo que sea Nueva York me motiva. Es la primera vez que oigo de este mercado, la verdad, pero debe ser interesante, aunque servidora trabajó en uno y quedó hasta el mismísimo, así que cuando todos hablan de mercados auténticos no me convencen, para mi lo único auténtico es no trabajar en ellos, sólo visito mercados de postín que no huelan a cebolla ni a cangrejo... he viisto en la foto que los pimientos estan detrás de un cristal, comienza a gustarme. No es que sea pija, que todo lo contrario, solo que acabé hasta el mismisimo de mercados, de pescaderas, y de productos naturales. Cuando vaya a NUeva York servidora se perderá por la quinta avenida como una señora, de terrassa pero señora. Besazos

@SusVersiva ha dit...

Ramon, Eastriver, además de ser un río y un gran amigo, es una fuente inagotable de sorpresas. La descripción del lugar es sorprendente, pero lo del concierto de jazz en un mercado... Y yo que pensaba que si un día me iba de Barcelona sería para ir a un lugar más pequeño... Pero eso de comprar las lechugas a ritmo de jazz me hace que no descarte Chelsea como destino!! ;o)

Muy curioso!!

Un abrazo

(y guardadme Faustino, eh?!).

Eastriver ha dit...

Comprar lechugas a ritmo de jazz solo es posible en NY, estoy seguro. Sí, es cierto José Antonio que parece una nave. Paula, tampoco seas tan directa: que trabajases en un mercado no implica que no puedas visitar ningun otro. En cualquier caso, este es efectivamente un mercado diferente. I Sonia, tranqui, que a NY segur que t'orientaries perfectament. És com l'eixample tot ella. Recta i quadrada, això sí, sense xafrans!

Gràcies a tots.

Mireia ha dit...

quina enveja sempre que sento a parlar d'alguna cosa de Nova York! Aquest estiu? Aixo espero, si el deu dels diners m'és propici.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI ha dit...

¡Hombre Maria Jesús! yo al Faustino también me apunto. A ver si os la vais a beber todo vosotros dos...

Ramon , ¡qué delicia de lugar!. Podría importar la idea algun mercado de bcn. Yo me suelo agobiar bastante en los mercados, pero si hubiese un orquestita de Jazz, hasta iría a comprar...
¡Salud!

Anònim ha dit...

Me gustan mucho los mercados, salvo los "super" a los que no puedo ni entrar. Malls, shoppings, me parecen esperpénticos.
El Rastro y todos los de pulgas me fascinan. Y uno que está en mi ciudad en el que conviven las merluzas con los discos de vinilo y piecitas art nouveau, te molaría.

Quisiera conocer el Chelsea. Tu descripción me hace pensar en el subway de Washington- qué belleza!- pero con pimientos y lechugas.

Eastriver ha dit...

emeygriega, odio también los súpers, y los hípers ni te cuento. Y aunque también me agobio como Mariano José en los mercados, sobre todo en horas puntas, con esos pasillos atarragados y estrechos, al menos me divierten porque me parecen auténticos. Y los de pulgas me parecen encantadores, y el Rastro de Madrid el paraíso del subconsciente. Cuando vaya a Washington o a tu ciudad, haré caso de las recomendaciones.

Mireia, NY vale absolutamente la pena, ni lo dudes. Es caro el alojamiento y el viaje, pero la ciudad es muy barata, casi diría insultantemente barata, porque te imaginas la falta de escrúpulos detrás de unas zapatillas tiradas de precio. El paraíso del capitalismo occidental, para lo bueno y para lo malo.

Mariano José, te guardamos Faustino, faltaría más. Un abrazo.

Miguel Ángel ha dit...

Es un lugar que sorprende, sin duda, sobre todo si, como yo, no conoces de antemano. Nadie me lo recomendó, a pesar de que estuve dando la tabarra a todos mis conocidos viajados durante los meses previos a mi viaje, que si conoces algún rinconcito que no me puedo perder (a must-see, no?), que si recomiéndame algo estupendo. Lo único que pude conseguir como "mustsee" fue que debía probar la famosísima tarta de queso newyorker. Eso sí, en un famosísimo también lugar de Brooklyn. Cuando llegué allí era como en las películas, todo afroamericanos por la calle, en coches abiertos de par en par, muchos con cara de saber lo que es un arma. Total, que me comí la tarta de queso (espesa y abundante) en milisegundos, lo justo para volver sobre mis pasos y acercarme a la desconchada estación de metro más cercana.
Es una ciudad llena de contrastes. Es única. Impresionante.

Isabel Martínez Barquero ha dit...

¡Con lo que me gustan los mercados! Dicen mucho de las ciudades. Y este mercado que describes es un encanto.
Un acierto ha sido llegar hasta tu página.
Saludos

mujerdeole ha dit...

Qué bueno una jazz session en el "Chelsea Market", esa me la debo. Tu relato dan ganas de salir corriendo a comprar un pasaje.
Son placenteros los mercados, es cierto. En tu ciudad hay uno que me ha gustado mucho visitar, el Mercat de la Boqueria, no sé si a ustedes los locales les sucederá lo mismo...