Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Camins. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Camins. Mostrar tots els missatges

dimecres, 10 de febrer del 2010

CAMINO 2: EL DE ESCRIVÁ DE BALAGUER

Si el Camino 1 era, en justicia, el de Don Antonio (Camino que por cierto dio lugar a la experiencia del domingo machadiano por excelencia en los blogs amigos, en diciembre) el Camino 2 le pertenece a otro español de gran enjundia porque era Santo (o lo hicieron Santo cuando se murió, que yo creo que son dos cosas diferentes). Como reza (nunca se vio verbo mejor puesto) el título de esta entrada estoy hablando de San Josemaría (que no Josemari). Así junto. Dicen las malas lenguas que se llamaba en realidad José María Escribá Albás pero él, que siempre fue más chulo que un ocho, se puso Escrivá con uve, añadió de Balaguer como si fuera la Condesa (de Alba) y juntó sus dos primeros nombres (tenía cuatro) porque de José ya había varios en el santoral pero él, que iba para Santo, sabía que no existía ningún Josemaría y así inauguraba el marcador. Lo justificó hablando del gran amor por María que de esa manera quedaba permanentemente unida a su nombre y no relegada a un segundo plano. Pero como me conozco yo bien a estos personajes que te justifican cualquier cosa me quedo con la primera versión, la del marcador.

San Josemaría tuvo cierta mañana una visita. Se le presentó Dios padre y le pidió que creara una obra religiosa. A mí me pide eso y no sé por dónde empezar. Como se la había encargado Dios y San Josemaría, otra cosa no pero era muy coherente, la llamó Opus Dei. Se acercó al poder (el franquista, claro) y riéndole las gracias al dictador consiguió un enorme apoyo y pasta gansa. Cuando uno de sus adláteres fue nombrado ministro (de Franco) el venerable Santo entró en éxtasis y exclamó arrobado: "Nos han hecho ministros". Y se fue para Roma (yo también me hubiera largado).

En Roma buscó el apoyo de los papas que se iban sucediendo. El sistema siempre es el mismo; el sistema PP, a saber, peloteo y pasta. Consiguió que el Opus fuese nombrado Prelatura Personal (por Dios, más PP, esto es como una maldición), la única existente en el mundo. Lo cual significa que se trata de un Obispado sin territorio adscrito. Con las prebendas de independencia que ello conlleva. Pero como eso me da igual, allá se las apañen y sean tan independientes como quieran. En lo de independencia del Vaticano mi independencia siempre será mayor que la de ellos.

Publicó muchos libros, aforismos de pensamientos de un facha subido. Y acabó convirtiendo su Obra en su casa: los acólitos estaban obligados a llamar Padre al Santo y, siguiendo esa coherencia indiscutible, los padres del Padre eran los abuelos y la hermana del Santo la tía. Parece coña pero no lo es. La familia propia, de esta forma, quedaba sustituida por la familia común. Los retratos de los abuelos y de tía Carmen lucían en las salas principales de las casas de la Obra. El Opus se convirtió en una Secta. Como no da tiempo remito al alucinante libro de María del Carmen Tapia, las memorias de una de las secretarias del Santo que harta de tantas mentiras y tanto daño huyó como pudo y lo contó luego, con una entereza y una delicadeza notables (a pesar de todo). Francamente, recomiendo el libro para quien desee emprender lo que la misma autora llamó "un viaje al fanatismo".
El primero de los libros del Santo se tituló justamente Camino (y por eso lo pongo en esta entrada dedicada a los caminos, no porque sea fan). Y en ella podemos leer perlas como éstas. Las hay de muy gordas. Que conste que no me he inventado ninguna, ni siquiera las dos últimas que son mis preferidas:

-¿Adocenarte? -¿ Tú... del montón!? Si has nacido para caudillo! Entre nosotros no caben los tibios. Humíllate y Cristo te volverá a encender con fuegos de Amor.

-Sé recio. -Sé viril. -Sé hombre. -Y después... sé ángel.

-El Matrimonio es un sacramento santo. -A su tiempo, cuando hayas de recibirlo, que te aconseje tu director o tu confesor la lectura de algún libro provechoso. -Y te dispondrás mejor a llevar dignamente las cargas del hogar.

-El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo.
-¿No crees que la igualdad, tal como la entienden, es sinónimo de injusticia?

-Eres curioso y preguntón, oliscón y ventanero: ¿no te da vergüenza ser, hasta en los defectos, tan poco masculino? -Sé varón: y esos deseos de saber de los demás trócalos en deseos y realidades de propio conocimiento.

-Amar a Dios y no venerar al Sacerdote... no es posible.

-"Minutos de silencio". -Dejadlos para los que tienen el corazón seco. Los católicos, hijos de Dios, hablamos con el Padre nuestro que está en los cielos.

-Te diré, con palabras de un viejo refrán español: aunque la carne se vista de seda, carne se queda.

-Ningún ideal se hace realidad sin sacrificio. -Niégate. - Es tan hermoso ser víctima!

-No creo en tu mortificación interior si veo que desprecias, que no practicas, la mortificación de los sentidos.

-Yo te voy a decir cuáles son los tesoros del hombre en la tierra para que no los desperdicies: hambre, sed, calor, frío, dolor, deshonra, pobreza, soledad, traición, calumnia, cárcel...

-Bendito sea el dolor. -Amado sea el dolor. -Santificado sea el dolor... Glorificado sea el dolor!

-Niño, el abandono exige docilidad.

-Qué afán hay en el mundo por salirse de su sitio! -¿Qué pasaría si cada hueso, cada músculo del cuerpo humano quisiera ocupar puesto distinto del que le pertenece? No es otra la razón del malestar del mundo. -Persevera en tu lugar, hijo mío: desde ahí cuánto podrás trabajar por el reinado efectivo de Nuestro Señor!

-¿Te riñen? -No te enfades, como te aconseja tu soberbia. -Piensa: qué caridad tienen conmigo! Lo que se habrán callado!

-Tu obediencia debe ser muda. Esa lengua!

-No olvides que eres... el depósito de la basura.

-El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza.

-Una cosa es la santa desvergüenza y otra la frescura laica.

re

dilluns, 30 de novembre del 2009

CAMINO 1: EL DE DON ANTONIO

Aunque esté pasado de moda (todo está pasado de moda, de hecho) me sigue gustando mucho Antonio Machado. Siempre me gustó. Al principio era su descripción extraordinaria y evocadora. Más tarde su poesía más intelectualizada. Pero cuando Don Antonio llegó, llegó para quedarse.

Un camino es siempre fascinante. Es el punto de partida hacia alguna parte. Representa la promesa de alguna forma de vida, con todo lo que implica vida. Me gustan especialmente los caminos de tierra, caminos bien delimitados, que no sean difíciles de transitar, que muchos pasos anteriores a mí hayan trabajado a fondo. Que aporten buenas vistas, aire fresco, el verde de los árboles y el celeste suavísimo del cielo. Es decir, el camino machadiano por excelencia. Con su actualización del tópico del homo viator cuando nos recuerda que...

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

Tán fácil, tan tópico, tan gastado que hasta da vergüenza reproducirlo en el blog. Pero no son las únicas referencias de Don Antonio al camino. Me acuerdo de los "caminos de la tarde" de los Campos, soñados por el poeta, de los "grises alcores", de las "cárdenas roquedas", de tantos otros sintagmas de evocación intensísima.
Con la excusa de hablar de los caminos acabo hablando de Don Antonio. Ese Don Antonio "Manchado" que decían sus alumnos (tanto fumaba, y tanta ceniza llevaba encima), el del "torpe aliño" pero la coherencia y la valentía intactas. Gran Antonio Machado que tuvo, sin embargo, tan triste y mala suerte en los afectos. Primero fue Leonor, de boda temprana y muerte rápida (escandalazo en la época, aunque luego nos vendieron que de escándalo nada). Y más tarde esa impresentable Guiomar que no se merece el nombre poético, que debería ser sólo Pilar a secas. Catolicísima Pilar. Beatísima Pilar. Aprovechada Pilar. Sosísima Pilar. Franquista Pilar. Insoportable siempre Pilar Valderrama.
Queda la poesía de Don Antonio, naturalmente. Y queda el mito. En mi caso tengo pendiente acercarme a Colliure para dejar una piedra, como se hace en el desierto o como hacen los judíos. Una piedra que simbolice la naturaleza, aunque sea en su estado inerte. Que simbolice el respeto.
Si quería hablar de caminos el primer lugar le correspondía a él.

re