divendres, 7 de maig del 2010

CERDOS

Los simpáticos habitantes del Norte europeo nos llaman cerdos. No solamente a los españoles, también al resto de habitantes de este Sur que tiene tanto bueno (y tanto malo). Nos llaman cerdos porque juntando la inicial de los cuatro países sureños (Portugal, Italian, Greece y Spain) sale justo eso, PIGS, es decir, CERDOS.

Son unos maleducados. Sin embargo, ay, sin embargo. Sin embargo ellos nos dan lecciones que nosotros no queremos asimilar. Lecciones de eficacia, de modernidad en muchos casos, de higiene, de silencio, de respeto, de trabajo. A nosotros, los del sur, nos encanta la fiesta, claro está. Nos encanta el bullicio, el ruido, la pereza. El sol nos adormece. Por eso la gran mayoría de problemas siempre suelen ocurrir en el Sur (véase el reciente caso de Grecia). Y siempre suele ser el Norte quien acude en su ayuda.

Esto es demagógico, claro. No todo es tan meridionalmente así. Sin embargo algo de razón existe en esta afirmación. Yo admiro el norte. Luego me molesta lo cuadrados que son y todo eso, pero en el fondo les admiro. Además les entiendo. Porque pertenezco a una tierra que es el norte del sur o el sur del norte. Por lo cual se perciben aquí las ingratitudes de ambos.

Me acuerdo de un excelente poeta catalán que cantó ese anhelo y ese amor por el Norte lluvioso y sin embargo eficiente. Salvador Espriu se llamó. Poeta que supo cantar a las Españas y al respeto necesario, que supo quejarse por todo lo provinciano que nos embarga cuando nos miramos demasiado el ombligo. Yo, como él, desde el sur apasionado y defendiendo lo bueno que tenemos, también adoro esa pulcritud del Norte, y aspiro a ella, y deseo que nos alcance.
"Oh, que cansat estic de la meva
covarda, vella, tan salvatge terra,
i com m’agradaria d’allunyar-me’n,
nord enllà,
on diuen que la gent és neta
i noble, culta, rica, lliure,
desvetllada i feliç!
Aleshores, a la congregació, els germans dirien
desaprovant: «Com l’ocell que deixa el niu,
així l’home que se’n va del seu indret»,
mentre jo, ja ben lluny, em riuria
de la llei i de l’antiga saviesa
d’aquest meu àrid poble.
Però no he de seguir mai el meu somni
i em quedaré aquí fins a la mort.
Car sóc també molt covard i salvatge
i estimo a més amb un
desesperat dolor
aquesta meva pobra,
bruta, trista, dissortada pàtria."

(Traducción al castellano)

"Oh, ¡qué cansado estoy de mi
cobarde, pobre, tan salvaje tierra,
y cómo me gustaría alejarme de ella,
hacia el norte,
donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
desvelada y feliz!
Entonces, en la congregación, los hermanos dirían
desaprobando: "Como el pájaro que abandona el nido,
así es el hombre que se va de su tierra",
mientras yo, ya lejos, me reiría
de la ley y de la histórica sabiduría
de mi antiguo y árido pueblo.
Pero no seguiré nunca este sueño mío
y permaneceré aquí hasta la muerte.
Porque soy también cobarde y muy salvaje
y amo también con un
desesperado dolor
esta pobre, sucia,
triste, desgraciada patria mía."

Pero viendo lo de Grecia en estos días me he acordado de otra máxima indiscutible. Que como nos muestra la historia quienes se enriquecen son cuatro y quienes pagan los platos rotos son siempre los mismos.

3 comentaris:

Mercedes Pinto ha dit...

Lo cierto es que yo no me siento de ningún lugar en concreto, nací en el sur por mero azar, no fue una elección personal. Me siento cerca de la buena gente, esté donde esté; de la gente educada, alegre, generosa, que cumple las normas, que respeta a su prójimo... Y me molesta que me incluyan en uno u otro grupo sin merecerlo. Creo que es una forma muy sesgada y simplista de clasificar a los seres humanos. Nací en Granada, pero me siento hermana de todos los hombres de buena voluntad, de ese grupo soy, o al menos lucho para estar en él.
Un abrazo.

mariajesusparadela ha dit...

Y yo, "cultivo una rosa blanca"

Jose Lorente ha dit...

Eso no pasaría si el inglés no fuera el idioma universal.

¡Con lo bonitos que son el castellano y el catalán!