dissabte, 26 de setembre del 2009

GRACIA

Para quienes prefieran la realidad tal cual es, sin plantearse la posibilidad de algún futuro cambio, diremos que Gracia es un barrio de Barcelona. Es cierto, incluso del todo cierto, pero seguramente no es toda la verdad. Originariamente fue un pueblo cercano al núcleo histórico de la Barcelona que vivía intramuros. Cuando Barcelona se extendió los fértiles prados que separaban las dos ciudades se convirtieron en tejido urbano y Gracia, finalmente, en parte de Barcelona. Pero no siempre fue así. Y se percibe claramente cuando uno pasea por sus calles. No acometeré una topografía al uso, al menos no es esa mi intención. O como mínimo no me alargaré innecesariamente.

Las callejas estrechas, la abundancia de plazas, los bares, cines y restaurantes hacen de Gracia el lugar perfecto para pasear y para tomar una copa, para consumir buen cine en versión original, para cenas más o menos concurridas, para realizar compras selectas en las tiendas más in de Barcelona. Pero Gracia, la Gracia de la Rodoreda y de Marsé, la Gracia de los gitanos que inventaron la rumba catalana (sin olvidar a los gitanos del Raval que también tuvieron algo que ver en esa gestación), la Gracia trabajadora y humeante fue cuna, naturalmente, del movimiento obrero catalán, refugio de anarkistas y escenario de revueltas geniales. La rebeldía imprime carácter, nadie lo duda. Y uno, cuando es de ley, puede perder la independencia pero nunca los ideales. Aunque Gracia lo disimule siendo muy cool siempre, debajo de los adoquines del pijerío izquierdista está la playa de las ideas. Y del arte.

En una de mis visitas recientes a Gracia (la Vila de Gracia, dicen ellos) descubrí, en plena calle Verdi, que de los balcones colgaban cuadros. He visto zapatos de los hilos del teléfono en New York, también en Gracia que se apunta a todo. Pero cuadros en los balcones nunca. Por eso los traigo aquí. Como un ejemplo de ese carácter soñador, artístico, colorista, rebelde, que hacen que Gracia sea diferente. Como un homenaje a todo ello, casi.

15 comentaris:

Unknown ha dit...

Com m'agrada Gracia, aquest esperit que resums molt be i que genera que de les finestres en penjin quadres. No m'hi he fixat mai, quan vaig als Verdi, els meus cines preferits de Barcelona miraré enlaire, que de vegades ens perdem coses per no mirar enlaire, per tenir sempre el cap cot.

Unknown ha dit...

Cuando llegue a Barcelona yo creo que lo primero que conocí mas o menos a fondo fue el barrio de Gracia. Yo pensaba que siempre habia formado parte de barcelona, cuando descubrí que no para mi fue una sorpresa enorme pero entendí mejor la diversidad de Barcelona. Dentro de esa diversidad Gracia simboliza el arte y la rabia. No es indiferente. Para nadie. Nunca.

Eva ha dit...

Cuandos yo paseo sola y es de noche da un pco de miedo porque como tiene las calles tan estrechas siempre pienso que podrian hacerme daño, pero a la que me acerco con temor descuibro que los que yo oiaa hablar a lo lejos son un par de abuelas que han sacado la silla en la calle y hablan y rien. Me da ganas de sentarme con ellas, con las abueletas porque me da pena que se haya perdido eso tan humano, y pienso que es genial un barrio qe lo conserva entre tanta modernidad de las tiendas

Stalker ha dit...

Entrañable entrada, Ramón, pero me permito una pequeña apostilla: Gracia no es el lugar para ver buen cine en versión original. De hecho, los Verdi han instaurado una moda intelecutal-kitsch de consumo cinéfilo. Desengáñate, el buen cine ya no se estrena (salvo seis o siete películas al año) en las carteleras. Está en festivales extranjeros y distribuido afanosamente en redes p2p. Si no, prueba a buscar las películas de Pedro Costa, Chantal Akerman, Apichapong Weerasethakul, etc. La cartelera es el único lugar donde nunca estarán.

Respecto al barrio de Gracia en sí, es verdad que aún late cierta esencia difusa, pero al mismo tiempo ha sido devorado por la Barcelona de diseño. Ya lo decían aquellos carteles: "Barcelona, la millor botiga del món". Woody Allen vino a rematar el asunto filmando una película en la que estuvo sospechosamente ausente del rodaje; estaba de tiendas mientras sus ayudantes rodaban las escenas (eso sí, se presentó en los lugares más cool cuando había cámaras delante).

En definitiva, a mí el barrio de Gracia me gusta, Barcelona me gusta, vivo en ella y es una ciudad que te da mucho. Pero a veces cansa vivir en una tarjeta postal, y además son indignantes las políticas de redistribución de la población "indesable" (emigrantes, marginados, etc) a partir de cortafuegos socio-culturales (como la Rambla del Raval).

En cuanto a la diversidad barcelonesa, tampoco soy muy optimista: todo está clonado y aplanado, la estética imperante fluctúa en unos márgenes muy precisos, que alguien ha pensado y "coordinado" (la palabra fetiche de nuestro tiempo, muy en boga en las instituciones catalanas, además; ya nadie trabaja, todo se coordina). Al final se trata de que habitemos la ficción de la diversidad, que hoy comamos en un japonés, mañana en un sirio, pasado mañana nos vamos al festival Asia donde nos ofrecen danzas tradicionales previamente descafeinadas y música tradicional limada de asperezas... Al final se trata de incentivar el consumo en la diversidad, ni más ni menos.

En fin, olvidaba las fotos y los cuadros. Molt macos.

Una abraçada...

Eastriver ha dit...

Sonia, molt bona la teva reflexió. Cal mirar enlaire sense deixar de mirar al terra.

José Antonio, me gusta esa mirada del que llega de fuera, como la de Stalker más abajo. Y también tu propia visión de Gracia, que coincida bastante con la mía.

Eva, es cierto ese espíritu de barrio, de la gente hablando en la calle, a veces sentados en una silla de las de antes. Se capta muy bien durante las fiestas de Gracia, donde todos colaboran. Y aunque para mí, urbano total, esos compadreos de vecinos no me gustan mucho (bendito anonimato siempre, reconozco que soy muy huidizo) sí que veo esa parte positiva propia de la vida rural. Pero bueno, para mí eso tampoco es lo que más me gusta de Gracia, porque mi experiencia me dice que donde hay mucho compadreo a pie de calle hay también mucho cotilleo y muchos malos rollos de esta me dijo que le dijo... Gracias por pasarte.

Eastriver ha dit...

Stalker, he dejado tu respuesta a parte porque hay cosas en las que estoy de acuerdo y otras que no. Por un lado, cuando me refiero al buen cine del Verdi lo hago sabiendo que hay muchas grandes películas que no encuentran distribución, filmografías injustamente marginadas, países que no están representados cinematográficamente, etc. Pero de todas las películas que se estrenan en BCN a lo largo del mes estaremos de acuerdo que las más interesantes las ponen en el Verdi, el Renoir, el Napoles... De lo que hay, que es poco, parcial y no siempre lo mejor, lo más destacado seguramente está en estos cines. Desde este punto de vista sigo pensando que en Gracia es posible ver buen cine. Porque tampoco todo el buen cine es finlandés o paquistaní, por decir algo.
La Barcelona del diseño es prima hermana del Paris de diseño, la Bruselas del diseño, el Berlín del diseño (se lleva la palma...). Mira, yo odio el Starbucks Cafe, tanto lo odio que seguramente lo escribo mal. Me molesta esa uniformidad, esa falta de personalidad. Prefiero mil veces un buen café original, qué duda cabe. Es por eso que lamento la desaparición de espacios emblemáticos y con una gran personalidad. Eso sí le recrimino a las autoridades de aquí: que no cuiden decididamente el patrimonio que tenemos. Ahora bien, no todo lo que tenemos o hemos tenido es justamente patrimonio. Si a mí, odiando el Starbucks me pones la disyuntiva de o Starbucks o el café de la esquina lleno de mierda, grasa y borrachuzos, qué quieres que te diga... me quedo con el Starbucks.
Las posiciones ortodoxas de izquierdas, ya sabes a lo que me refiero, me parecen en primer lugar peligrosas. Consiguen, por ejemplo, que la gente se harte y acabe votando en masa a la derecha más radical. Pienso, honestamente, que aunque se trate de una posición no muy políticamente correcta, esos cortafuegos a los que te refieres son sencillamente necesarios. Y todavía me pregunto si son suficientes. Porque francamente, me paseo por el Raval y yo, personalmente, no le veo el diseño que por ejemplo sí le veo al Born o a Gracia. Lo que veo en la calle Hospital un martes a la una y media de la madrugada es todo de paquis abiertos sin permiso la mayoría, borrachos que mean en las esquinas, algún locutorio con chinos durmiendo dentro, cuatro putas de las de ahora, tan desagradables y maleducadas que a la que pueden te chorizan la cartera, y algún gitanillo que llega corriendo desde las Ramblas con un bolso bajo el brazo.
El último párrafo tuyo sí que lo suscribo bastante. Es lo que llaman posmodernidad. O globalización, que es lo mismo. Un poco de todo y un mucho de nada. Todo cocinado al modo global, eliminando los rasgos más genuinos, falseando por tanto...Pero tampoco pienso que eso sea un problema exclusivo de BCN.
El gran problema de las autoridades de nuestra ciudad para mí son otros. En síntesis, los siguientes: un urbanismo sin control en la zona del forum, el poco respeto hacia el patrimonio en algunos casos, el nulo respeto hacia la opinión de los ciudadanos (tema AVE por ejemplo), la poca contundencia con el desorden público porque son muy de izquierdas y queda mal, y finalmente contratar a la hermanísima de los huevos. Vaya tela. Gracias por pasarte.

Stalker ha dit...

Ramón:

la cuestión del cine es como sigue: esos cines apenas estrenan un exiguo 5 % de la producción "independiente o de autor", alternativa a la apisonadora hollywoodiense. Por lo tanto, queda un inmenso 90 % que no llegamos a conocer. Pero ése no es el problema. El problema es que los distribuidores seleccionan ese pequeño porcentaje privilegiando películas descafeinadas frente a discursos más potentes que plantean una revolución del lenguaje cinematográfico. Por eso el Verdi estrena "Los chicos del coro" o cualquier cursilada de F. Ozon y no "Juventude en marcha", de Pedro Costa, o "La-bas", de Chantal Akerman.

El filtro selecciona siempre (o casi, alguna que otra vez se cuela otro producto) películas adocenadas que atienden al común denominador de la satisfacción inmediata. No se sacude nunca al espectador bienpensante, no se le ofrece un discurso difícil sino tan sólo un espejo que facilite la fácil identificación.

Pero claro: el ciudadano medio cree ver buen cine independiente, de vanguardia; no es consciente de la burda manipulación que supone vedar el cine más difícil en favor del premeditadamente digestivo.

No seas inocente, Ramón, y créeme en esto, que conozco desde dentro por razones que no voy a exponer aquí.

El resto de tu mensaje, tu desoladora descripción de los terrores del Raval (quizá he tenido la suerte de no ser asaltado ni agredido nunca por esos aviesos marginales, quizá yo mismo soy uno de ellos...), evidentemente no lo comparto.

abrazos

Eastriver ha dit...

Stalker, desconozco los tejemanejes de la industria del cine pero no dudo de nada de lo que me dices. Lo digo en mi anterior entrada. Dentro de una parcialidad muy lamentable en que se estrena poco y todo pasado por el tamiz de lo que se puede, dentro de esa realidad, en el Verdi ofrecen películas en muchas ocasiones interesantes. Lo mismo que en la colección de El Público, por ejemplo. Las que no puedo ver no sé, seguramente son mucho mejores pero como no las puedo ver... Lo cual es censor e indignante, en eso estoy de acuerdo contigo.
Sobre el tema Raval siento no opinar como tu y como la media docena de izquierdistas auténticos que todavía quedan (lo de auténticos se lo autootorgan, naturalmente). Espero que siga siendo posible defender unas normas claras para todos y que ello ni signifique que uno es de derechas ni sea incompatible con defender a Chávez en Venezuela o a Zelaya en Honduras. Cansa el seguidismo, el discurso oficialista desde la izquierda, ese radicalismo en las posturas, esa nula flexibilidad, esa ligera hipocresía que late en el fondo. Ya ves que hay cosas en las que no estamos de acuerdo. Sigamos respetándonos y desde luego, yo, pasándome por tu blog excelente. Saludos

Unknown ha dit...

Yo he sido muy radical y me he movido siempre en esa radicalidad, pero esa radicalidad no se plantea cuestiones ideológicas, solo coge el bolso porque quiere la pasta. Si a la viejuna le rompe la cadera es su problema.

Marga ha dit...

L'Stalker te rao en una cosa de la seva ideologia. Les coses del Raval s'han de solucionar d'una altra manera, no amb el cortafuegos que amaguen un gueto. Jo també soc dels marginals del Raval (versió Hospitalet pero es elo mismo), pero de les marrulleres, dels paquis i els locutoris, el botellon i la radical lliure. I estic farta que em vulguin posar en un costat de la frontera, per aixo em foto per tot arreu i foto el que vull.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI ha dit...

Una idea maravillosa, unas calles maravillosas. Por eso, sin ser yo mismo ejemplo de nada (quizás todo lo contrario) animo a la creativa y progresista burguesía in que vive en los barrios in de la ciudadades in del occidente in que organice exposiciones de sus coloridos cuadros en cualquiera de los barrios más out. Por proximidad propongo La Mina, Bellvitge, El Carmelo, San Cosme,Siguerlin, Badia, Vicálvaro. el Pozo, los 100o pisos, La Cañada... Y después nos vamos a votar todos a ICV o a IU

Eastriver ha dit...

Paula, yo sigo pensando que no es incompatible ser de izquierdas y exigir que nadie haga trampas. Tampoco los menos afortunados por la diosa fortuna.

Marga, t'ho fas anar molt bé. A mi el botellón em cau molt simpàtic sempre que no el facin a sota de casa quan al dia següent m'he de llevar a les set.I també em sembla genial la gent que fot el que vol. Jo penso que tots hauriem de fer el que volguessim, sempre que aixo no signifiqui tocar els nassos a ningú,

Mariano José, los cuadros no los han colgado las autoridades. Los han colgado los vecinos de la calle Verdi, lo que ya no sé es si son también ellos quienes los han pintado. Si en Badia prosperase una propuesta parecida no dudes que ahí estaría yo con la cámara (sería de flipe, todos los bloques con sus cuadros). Y no sé, pero me parece que percibo una cierta inquina. Yo tengo inquina hacia los de Pedralbes, porque representan una burguesía aburrida y agresiva. En cambio los burgueses de la calle Verdi me caen mucho mejor, porque escogen un barrio agradable y contestatario y porque adornan sus balcones con cuadros coloristas.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI ha dit...

Perdona Ramon. No era mi intención dirigir la inquina contra tu cámara ni muchos menos contra ti. Antes me corto el dedo índice con el que tecleo. Pero es que cuando oigo hablar de la burguesía izquierdosa de Gracia "divina", me pongo, es superior a mi. La idea me parece estupenda, pero vivo con mis prejuicios y mis fobias tan a fondo como con mis filias y mis querencias. Debería atemperarme, pero me sale así. Y es que esta burguesía izquierdosa de Gracia jamás se tomaría un vino con el paleta que les reforma el loft en el barrio en donde vive el paleta. Los de Pedralbes son peperos, y son así, y ya está, y no lo esconden. Pero estos otros van de defensores de las libertades... son la gauche divine de siempre.
En fin, que lo siento Ramon, de verdad, pero así veo las cosas. En mi casa hemos sido y somos currantes y en la calle, entre conocidos, he oido muchas veces expresiones muy clasistas de amiguetes estupendos de izquierdas... Un saludo muy afectuoso

Eastriver ha dit...

Mariano José, entendámonos, me molestan tanto las actitudes snobs, vengan de quien vengan como las posturas de izquierda dogmática que acaba dando carnés del buen izquierdista con unas recetas inamovibles que por supuesto no pueden discutirse. Yo vengo también, a mucha honra, de una familia humilde que ha sentido ese esnobismo de forma muy directa. En eso estoy totalmente de acuerdo contigo. Siempre que estar del lado de los humildes no implique paternalismo de ningún tipo, de ninguno, yo estoy claramente de ese lado. Ni lo dudes. Pero todo eso estaría bien poder hablarlo un día tomando un café. Un abrazo.

@SusVersiva ha dit...

Ramon, las fotos me han encantado. No tenía ni idea de esta propuesta vecinal... Gràcia me encanta, desde luego. Me gustan sobre todo las calles que conservan olor a pueblo, y me molesta ese esnobismo, del que tan bien habéis hablado, que hace que todo sea más caro allí ("porque mola más").

Como sabes, le tengo también tirria a lo que le han hecho al Born y a lo que le están haciendo al Raval. Con su diseño posmo invasor y su modernidad están desnaturalizando totalmente el barrio. Qué auténticos se sienten ellos por vivir ahora en una antigua calle de las putas, hay qué ver. Al fin y al cabo, ya se sabe quién sale ganando y quién perdiendo: el suelo en el Raval se ha multiplicado por 500, y el mobbing sobre la viejecita y el 'cochambroso' (sin ninguno de los servicios que tiene el flamante bloque vecino) va a conseguir que hagan allí un nuevo hotel para guiris aventureros. Así nos va.

Por lo menos nos siguen quedando calles poco concurridas aún por el diseño, y con un aire de pueblo o, al menos, de movimiento vecinal.

Sobre los cines, aaayssss, es que Stalker sabe latín!! Opino que nos faltan salas de buen cine y alternativo y abierto, pero es cierto que si no fuera por el Verdi... Por cierto, pienso aprovechar las recomendaciones del chico de Marienbad!

Quién iba a decir que esta entrada iba a resultar tan movida!! Como siempre, tu aportación, Ramon, y la de tus lectores, ha sido de lo más interesante. Y qué mono tenía ya de Eastriver. Besos!!